25 cosas que solo podrás hacer en Cádiz

La idiosincrasia gaditana es tan fulgurante como la fotogénica luz del Estrecho, la que favorece por igual a su blanca capital que a sus playas kilométricas.
Puesta de sol en Conil de la Frontera
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Allí donde el Atlántico y el Mediterráneo se encuentran en un beso húmedo, donde las míticas Columnas de Hércules marcaban el límite del mundo conocido y África se siente más cerca que en ningún otro lugar de Europa, allí, precisamente allí, en ese curioso triángulo al sur del sur de la península, nos dejamos envolver por la fotogénica luz del Estrecho, la que favorece por igual a su blanca capital que a sus playas kilométricas. Envuelta en mil capas, la tierra gaditana nos espera con su idiosincrasia fulgurante, la que nos prende el alma y nos recuerda por qué hay cosas que solo se pueden hacer en Cádiz.

EN LA CIUDAD

1. Descubrirás la diferencia entre el Levante y el Poniente. El primero es seco y lo alborota todo (desde la arena al peinado) y el segundo es húmedo y amansa a las fieras; no así a las olas, que suelen llegar acompañadas de algas debido a las fuertes corrientes. Cuando veas las ‘barbas del levante’ asomar sobre el Peñón de Gibraltar, es mejor que pongas las tuyas a remojar en la Caleta, en la cala del Aceite o en Castillejos.

uCádiz ciudad.

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2. Sabrás distinguir entre tirillas y beduino. Los tirillas viven en Cádiz Norte, en el casco histórico de la ciudad, y los beduinos, en Cádiz Sur, extramuros. Otra versión es ser de ‘Cadi’, de la provincia, o deCadi-Cadi’, de la capital. Y, recuérdalo bien, aquellos que dicen ‘Cai’ para referirse a Cádiz, no son de ‘Cadi’, seguramente serán madrileños o gente que habla ‘fisno’.

3. Aprenderás a ser un Gadita. Tampoco es ser lo mismo gaditano que ‘gadita’, aquellos que aman lo popular, las cosas de la tierra y no se pierden ningún año los Carnavales.

4. Querrás ver el ronqueo del atún. Que, además de ser el ritual de despiece del animal, es el sonido que provoca el cuchillo -similar a un ronquido- al rozar contra el espinazo del atún salvaje; atrapado obviamente en las almadrabas, las redes fijas que interceptan a los grandes túnidos cuando van de camino a desovar al Mediterráneo.

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5. Disfrutarás de un atardecer en La Caleta. Ahora que los bajos del Balneario de la Palma y del Real están limpios, ya no hay excusa para no ir a ver el atardecer o encontrar un pedacito de sombra junto a este edificio de aires modernistas que acoge al Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía. Un emplazamiento de lo más oportuno, si tenemos en cuenta que en La Caleta se han encontrado algunos de los pecios y hallazgos submarinos más importantes de la región.

La Caleta, la playa de Cádiz.

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6. No dejarás de probar los churros de La Guapa. Son las cosas de la vida, son las cosas del ‘come’. A Cádiz también se viene a mojar el churro en chocolate, y si es recién hecho, mejor que mejor. Los de la churrería La Guapa son finos, finísimos, al más puro estilo gaditano.

7. Te dejarán clarito si eres niño o niña. No te ofendas por la metonimia genital, si has nacido chico serás un ‘pisha’, si has nacido niña, un ‘shosho’, y así hasta que te mueras.

8. Fliparás con Cádiz “en la oscuridad”. Desde la Cámara Oscura de la Torre de Tavira, un dispositivo óptico que utiliza la luz exterior para proyectar una imagen en tiempo real del entorno circundante en una superficie interior, tendrás una vista panorámica en vivo de lo que está sucediendo afuera, en la ciudad de Cádiz, pero sin tener que sacar la cabeza o asomarte desde lo alto de esta emblemática torre de vigilancia del siglo XVIII.

9. Vivirás como un gaditano (del siglo XVII). Si quieres sacarle todo el provecho a la esencia del casco antiguo de la ciudad, reserva una de las diez habitaciones de Casa Cánovas, una casa señorial de 1624 reconvertida en hotel boutique por el estudio Luzio Design & Projects con un punto barroco.

10. Comprobarás que las tortillas de camarones no son fritanga. Es más, son una delicia, sobre todo si las pides en la barra de El Faro, donde llevan tres generaciones tratando el producto del mar con cariño y pasión. Y ya puestos, pídete unas ortiguillas. Si te gustan las tapas auténticas acércate a Casa Lazo y regálate un montadito de jamón.

Tortilla de camarones de El Faro.

El Faro

11. Descubrirás Gadir. El hallazgo de este asentamiento fenicio, uno de los más antiguos de Occidente, tiene gran importancia histórica y arqueológica, ya que ofrece información valiosa sobre la vida, la cultura y las prácticas comerciales de los antiguos fenicios y romanos que habitaban en la zona.

12. Te reirás en el ‘Piojito’. Un mercadillo callejero que se celebra solo los lunes y en donde escucharás una variante del gaditano casi imposible de descifrar pero tremendamente eficaz para alegrarte el alma. Con un ‘a lero a lero’ son capaces de sacarte una sonrisa, y sin necesidad de pagar el euro que te están pidiendo.

13. No te perderás la taberna La Manzanilla. Ni todo lo que pasa dentro, que es mucho. Conversaciones alrededor de cubas de madera centenarias y vinos que nublan el ‘sentío’. Pura esencia gaditana entre parroquianos habituales. Para muchos, el local más auténtico de Cádiz.

14. Pasearás por la Alameda. Porque no hay lugar más encantador ni con mejores vistas a la bahía. También por el parque de Celestino Mutis y, cuando, estés exhausto, apárcate un rato en la plaza del Mentidero y descubre por qué se llama así. Si te gustan los cotilleos, estarás en tu salsa.

Playa de los Lances, Tarifa.

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EN LA PROVINCIA

16. Te encontrarás a todo Madrid en Conil. Es un hecho, si vives en Madrid y tienes amigos en la capital es muy posible que te los encuentres de marcha en Conil, preferentemente en agosto. Disfruta del encuentro y de esas largas noches conileñas en las que acabarás bailando al aire libre en alguna de sus animadas discotecas. Recuerda, eso sí, recorrer el pueblo de día.

17. Dormirás en Tarifa. Si te gustan las olas, te apasiona que el viento te desmelene y quieres respirar el encanto árabe de un puerto con mil historias. La variada oferta hotelera te ayudará a desenchufar de todo lo molesto, desde la elegante Villa Punta Paloma, una espectacular finca frente al mar con capacidad para diez personas, hasta el desenfadado glamping Kampaoh Tarifa. No dejes pasar la oportunidad de disfrutar del espectáculo playero cuando los kite surfers desafían a la lógica con sus vertiginosas cometas. Después puedes aprovechar para hacer un recorrido por las terrazas más cool de la costa.

18. Verás el beso húmedo entre dos mares. Bueno, más bien entre un mar y un océano. Al caminar por la escollera que une Tarifa continental con la Isla de Las Palomas, tendrás el Mediterráneo y la cala conocida por los tarifeños como ‘Playa Chica’ a un lado del istmo y, al otro, el Atlántico y las infinitas playas de Los Lances y Valdevaqueros.

Istmo de Tarifa.

19. Soñarás en el Jardín del Califa. Reserva una mesa en su patio interior, enciende la vela y empieza a soñar con Las mil y una noches en Vejer de la Frontera. Este antiguo granero del siglo XVI reconvertido en restaurante huele a especias y sabe a cocina de fusión árabe-española. Hay pastela y couscous, pero también atún rojo y carne de ternera de retinto. Una delicia desde los entrantes hasta los postres morunos. ¿Y el té? En la colindante Tetería del Califa.

20. Te emocionarás ante el monumento a Rocío Jurado. La más grande cuenta con un emotivo monumento en Chipiona, su tierra natal. Aquellos que prefieran ir más atrás en el tiempo, siempre podrán hacerlo frente a la estatua (y la poética leyenda) de Guzmán el Bueno, el noble leonés que defendió Tarifa contra los musulmanes a finales del siglo XIII y eligió salvar la plaza antes que a su propio hijo.

21. Harás una ruta por los Pueblos Blancos. Desde Arcos de la Frontera -y su emplazamiento en altura sobre el río Guadalete- hasta Grazalema, en plena sierra, pasando por Ubrique, Algodonales y Zahara de la Sierra, entre otros. Recorrerás extasiado esta zona fronteriza con Málaga donde el tiempo parece haberse parado cuando aquello era al-Ándalus. Aprovecha el buen tiempo y disfruta del blanco inmaculado de sus casas encaladas y la hospitalidad de sus habitantes.

Vejer de la Frontera.

Roberto Arias / Unsplash

22. Te escaparás a Gibraltar. Of course, esta al ladito. Hazte una foto en una cabina roja, sube al teleférico, cómprate algo peculiar en Grand Casemates Square y tómate una pinta a la salud del Imperio, del británico, se entiende. ¡Ah! Y no te preocupes por el Brexit, para entrar en este territorio fronterizo con La Línea de la Concepción, bastará con presentar tu DNI español.

23. Te animarás en Jerez. Si llegas en avión, sí o sí pasarás por Jerez, así que aprovecha la ocasión para darte un garbeo por sus peñas flamencas y sal de tapeo, aprenderás lo que significa “a la jerezana” o, lo que es lo mismo, aderezar los platos con el mítico vino, Fino, Oloroso, Amontillado o Palo Cortado. Para todos los gustos hay.

24. Honrarás las playas. Sería un sacrilegio no hacerlo. Las recónditas calas de Roche, la salvaje Bolonia (votada la mejor de España en 2023 por nuestros lectores), las bohemias Caños de Meca y El Palmar, las playas de Zahara de los Atunes, Hierbabuena, Valdevaqueros, Media Legua, la del Puerto de Santamaría... Un sin vivir. La lista es interminable, el horizonte infinito y el Atlántico la mejor banda sonora, no te vayas sin hacer tu particular top ten.

Cala del Aceite.

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25. Admirarás La Pepa. Sí, la primera Constitución española, que tiene ya más de doscientos años, defiende la libertad del pueblo, única fuente de soberanía. Sácala a relucir y cualquier gaditano te dará una apoteósica lección de historia: que si fue radical para la época porque eliminaba el poder del monarca, que si establecía derechos fundamentales como la libertad de prensa…

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