Un recorrido por la España vacía

Deshabitada y solitaria España

La 'Siberia' española

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Pero creo que en esta vida ajetreada en la que estamos inmersos, donde escogemos un lugar cada vez más remoto para ir de viaje , ese tipo de veraneo va a adquirir toda su vigencia. Ya son destinos muy solicitados para una escapada rural, pero algo me dice que “un mes en Soria” puede tener futuro.

La España “vacía” o “tranquila” se presenta como un remanso de paz lejos del mundanal ruido a dos pasos de casa. Tranquilidad fuera del bullicio. Sin hordas de turistas. Al fin y al cabo estas zonas cuentan con muchos de los alicientes de, por ejemplo, la Toscana o Provenza . Todo ello siendo un área mucho más virgen que las anteriores. Y la virginidad de un territorio va a convertirse pronto –si no lo es ya- en virtud.

La “Siberia española”, como también se ha dado en llamar a esta zona, está formada por el arco comprendido por el norte de las provincias de Cuenca y Guadalajara , el **noreste de Segovia **, el sur de Zaragoza y las provincias de ** Teruel y Soria **.

Calatañazor, Soria

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Los límites no son claros, pero todo este área se caracteriza por una densidad de población muy escasa. Si en Madrid, a menos de 100 kilómetros de distancia de muchos de esos puntos, viven 5.000 personas por kilómetro cuadrado, en estas zonas es posible encontrar términos municipales con densidades de población inferiores a un habitante por kilómetro cuadrado. Menos gente que en la propia Siberia.

Podemos hablar de zonas despobladas en toda regla. De hecho, superan con creces la definición de territorio despoblado que da la Unión Europea: menos de ocho habitantes por kilómetro cuadrado.

Pero lo que es y ha sido, sin duda, un problema para sus habitantes, por ejemplo a la hora de acceder a los servicios; puede ser una oportunidad para un modelo de viaje de descanso cada vez más en boga.

Si a ello sumamos además los múltiples alicientes históricos y naturales de estas comarcas, podemos decir que **esta España despoblada puede estar en puertas de un “nuevo despertar” ** tras el éxodo masivo a lo largo del siglo XX de sus habitantes hacia las grandes ciudades de los alrededores.

Hay muchas opciones para recorrer esta zona. Una de ellas es la de fijar un punto de referencia desde le que moverse para descubrir esos atractivos históricos y naturales. Otra opción es la de realizar una ruta por los pueblos que la componen. Lo que a continuación se presentan son varios puntos de referencia que conceden a esta zona grandes alicientes.

LA GUADALAJARA MEDIEVAL

Cabeza de la Alcarria, en Sigüenza el viaje a la Edad Media es palpable en cada esquina de sus calles. Guarda para sí una espléndida catedral medieval y un castillo, hoy en día Parador, que hacen de esta localidad un imprescindible castellano.

La catedral, cuya construcción arrancó en el S.XII alberga la imagen por excelencia de la localidad: el doncel, una escultura funeraria famosa por su realismo y perfección en la ejecución.

A su alrededor, la Alcarria se presenta como un páramo sólo interrumpido por algunos valles como los del Tajo, el Tajuña o el Henares. Tranquilidad a raudales muy cerca del frenético Madrid.

Al norte de Sigüenza descansa Atienza, que ve pasar el paso de los años con una tranquilidad envidiable. Esta apacible localidad medieval se encuentra poderosamente amurallada, como si quisiera protegerse hoy en día del frenesí. Está situada en la comarca de la Sierra de Guadalajara, una tierra que han elegido muchos ríos para nacer y que encierra verdaderas joyas naturales.

Atienza en Guadalajara

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Saltamos a Molina de Aragón, en Guadalajara, que -cómo no- también se suma a esta lista de imprescindibles de la España susurrada y tranquila. Localidad célebre por sus gélidas temperaturas en invierno, es uno de esos puntos que sorprender por el acopio de arte y cultura en tan poco espacio.

Al abrigo de una espectacular muralla, Molina de Aragón fue tierra de cruce de culturas y mestizaje. Así lo atestigua su alcázar y las puertas de herradura, herederas de los árabes y posteriormente convertida en fortaleza cristiana.

Molina de Aragón

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POR TIERRAS SORIANAS: ARTE Y NATURALEZA

Ya de camino Soria, como decía la canción, el Burgo de Osma es sin duda parada obligada de esta España tranquila. Ciudad arzobispal, destaca su catedral gótica y su muralla a los pies del Duero. Las Tierras de Osma son sin duda espacio para el sosiego.

Muy cerca, la naturaleza se presenta poderosa, con el Cañón de Río Lobos como principal enseña. Se trata de un profundo desfiladero calizo. Formado por una antigua e intensa erosión del río Lobos, recorre más de 25 kilómetros con multitud de rutas de senderismo a su alrededor. La zona aledaña, con pinares kilométricos y sabinares centenarios son territorio abonado para las setas.

La monumental Burgo de Osma

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En la vecina San Esteban de Gormaz conviven a la perfección todos los alicientes de la provincia de Soria. Es tierra de vinos, los de Ribera de Duero, denominación de la que la comarca forma parte. No en vano, en San Esteban quedan aún bodegas tradicionales excavadas en la roca.

Pero es también tierra de historia. El castillo, que domina toda la villa desde la cima de un cerro, ha sido testigo mudo de todo ese acontecer. En la ladera sur de la colina se despliega el casco histórico, en el que las iglesias románicas se alternan casonas blasonadas, con escudos pertenecientes a familias nobles y que hablan del pasado glorioso de San Esteban.

San Esteban de Gormaz

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SEGOVIA EN ESTADO PURO

Hay más pueblos con encanto en esta España interior. Es el caso de la segoviana Sepúlveda. Esta ciudad encaramada a un risco muestra esplendorosa su recinto amurallado desde la distancia. Ya en el interior el alarde románico es inmejorable, con iglesias como las de El Salvador o Santiago, por destacar algunas.

La plaza mayor y las calles que en ella nacen sin duda merecen también parada. Por si fuera poco, a dos pasos de Sepúlveda están las Hoces del Duratón, un profundo cañón al paso de este río, con desniveles de hasta 100 metros. Es el refugio de la mayor colonia de buitres leonados de Europa, con más de 750 ejemplares.

Hoces del Duratón, Segovia

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BELLEZA ARAGONESA

También al sur de la inmensa provincia de Zaragoza llega “la España vacía”, caracterizada por las bajas densidades de población. Muy cerca ya de Teruel, Daroca, cuenta con nada más y nada menos que cuatro kilómetros de murallas perfectamente conservadas y que pueden recorrerse en una ruta al efecto. El barrio de la judería no tiene desperdicio.

Ya en Teruel, Albarracín es merecedor de una tranquila estancia. Probablemente sea uno de los pueblos más bellos de España. Y así se ha afirmado hasta la saciedad. Sus alicientes son claros: casas colgantes, un conjunto catedralicio que incluye palacio episcopal y sus murallas plagadas de torres sobre las que hay castillo. Todo ello en una localidad en la que el ladrillo y la teja conviven armónicamente con el paisaje hasta pintar una espléndida postal.

Albarracín, Teruel

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CUENCA Y SU SERRANÍA

La España vacía se completa en la provincia de Cuenca que guarda pueblos tranquilos como Sacedón, en las inmediaciones de los pantanos de Entrepeñas y Buendía. Pero por encima de todo Cuenca es Serranía. Allí es posible sumergirse en una sucesión de abruptas formas de relieve e intrincadas formaciones geológicas que recubren espesas masas forestales de pinares.

No en vano se trata de una de las grandes serranías españolas por antonomasia, surcada por tres ríos principales con destinos muy diferentes. Por un lado el Cuervo y el Escabas, que terminan en el Tajo y por extensión en el Atlántico. Por otro el Júcar, que parte en busca del Mediterráneo.

Hacia el sur de la actual reserva natural se sitúan Las Torcas, unos extraños hundimientos naturales situados en el corazón de los pinares y en los que con frecuencia es posible encontrar lagunas.

Daroca

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