Isla Múcura, el Caribe colombiano del que no te querrás marchar

“Bienvenido al fin del afán”

“Bienvenido al fin del afán”

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Cuenta la leyenda que unos niños encontraron tres tinajas o múcuras llenas de oro mientras jugaban y, sin saber el valor de su contenido, las arrojaron al mar dando origen a Múcura.

Esta islita caribeña está localizada al norte de Colombia , en el departamento de Bolívar. Pertenece al archipiélago de San Bernardo, que forma parte del Parque Nacional Natural Los Corales del Rosario y San Bernardo.

Su espectacularidad reside en el color de sus aguas, sus fabulosas playas vírgenes y el arrecife coralino que la rodea, hábitat de gran número de especies marinas.

Ponemos rumbo a Múcura despidiéndonos de los rascacielos de Cartagena de Indias , que se alzan elegantes encima del mar mientras nos alejamos en el barco.

Durante el trayecto, de unas dos horas de duración, pasamos por islas como Tierra Bomba, Barú o islas del Rosario; nos cruzamos con barquitas de pescadores que buscan la comida del día y nos relajamos con la brisa del mar mientras contemplamos hechizados los intensos azules del Caribe.

Otra forma de llegar es haciéndolo desde Santiago de Tolú en un recorrido en lancha de 45 minutos.

Isla Múcura, el Caribe colombiano que te enamorará

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Antes de desembarcar en nuestro destino, la lancha deja a algunos pasajeros en minúsculas islas artificiales ocupadas únicamente por una cabaña-hostal que parece naufragar en medio del mar. También paramos en Tintipán y en El Islote, dos sitios que visitaremos más detenidamente durante nuestra estancia.

“Bienvenido al fin del afán” reza el eslogan local al llegar. ¡Y no puede ser para menos! Las cristalinas olas acarician las cabañas salpicadas entre decenas de palmeras.

No hay coches ni ningún otro medio de transporte, tampoco es necesario pues la isla se recorre a pie en unos pocos minutos. La paz nos ha invadido nada más pisar tierra y nuestros deseos se han hecho realidad.

Un rústico puente sobre un pequeño manglar nos conduce hasta ** Dahlandia , un alojamiento de cabañas sencillas abiertas directamente al mar.** A diferencia de otros establecimientos, que parecen retener a los visitantes para que no vean la otra cara de Múcura, éste está en pleno contacto con la vida local.

A dos pasos, el pequeño poblado de pescadores Champundum es idóneo para mezclarse con su gente y palpar el día a día en una isla caribeña. También será curioso ver terneros y cerdos campando a sus anchas en la parcela contigua.

Cabañas, palmeras y ninguna red wifi

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El peculiar propietario del hostal, el profesor Fabio Flórez, recibe a sus huéspedes con la información más amplia del archipiélago. Nos recuerda a El Viejo y el Mar contándonos todo tipo de anécdotas sobre la isla antes de su llegada para preservarla, como esa de que pertenecía a un narcotraficante cuyo nombre no conseguimos arrancar de su boca.

¿Tal vez se refiere al protagonista de alguna serie actual? La intriga nos hace indagar y llegar hasta el año 2000, en el que la zona fue ocupada por José Israel Guzmán, conocido como 'El arquitecto' y mano derecha de 'El Chapo Guzmán'.

Aunque una de las escenas de mayor acción que se han vivido en Múcura y que la han dado a conocer, fue protagonizada por la detención de otro narco, en el año 2012, mientras celebraba su boda.

Fuera como fuese, Múcura se afana por mostrar al mundo la amabilidad de sus pobladores y todos los encantos que la convierten en paraíso. Uno de ellos es el hecho de que la electricidad sea limitada y convierta las noches en silencio y en oscuridad.

Otro, la ausencia de internet, garantizando la desconexión absoluta. Cruzarnos con iguanas huidizas, practicar kayak y windsurf o simplemente relajarnos con una buena lectura en una hamaca son más opciones para disfrutar de sus atractivos.

Esta islita caribeña te espera al norte de Colombia

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Entre el hostal Dahlandia y el Hostal Isla Múcura , otro de los más elegidos por su variedad de habitaciones, encontramos el pequeño edén de la isla. Se trata de una playita de aguas turquesas y dorada arena sobre la que se inclinan las palmeras.

El hecho de estar poco frecuentada por bañistas y gozar de los atardeceres más espectaculares, se suman a los motivos para convertirla en paraíso dentro del paraíso.

Mientras nos deleitamos ante estas vistas, un columpio de madera nos mece devolviéndonos la inocencia más feliz. ¡Ningún filtro de Instagram podría superar la realidad!

Por el contrario hay que evitar la playa principal, a la que todos los días llegan barcos cargados de turistas que pasan el día entre atracciones, chiringuitos y mucha gente. Eso sí, a partir de las cuatro de la tarde suele quedarse vacía, recobrando el encanto paradisiaco.

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NAVEGANDO POR EL ARCHIPIÉLAGO DE SAN BERNARDO

El archipiélago de San Bernardo ofrece buen buceo y esnórquel entre corales. Una de las excursiones más comunes para practicar estas actividades es la que recorre el coral vivo de Bajo Chara, la hundida Isla Maravilla e Isla Panda, que actualmente se encuentra dividida en dos.

Navegando entre estos puntos, las aguas turquesas no pueden ser más transparentes, regalándonos unas profundidades marinas de lo más sensacionales.

La última parada son los extensos manglares de Tintipán, que constituyen el ecosistema de la zona. Nadamos entre intrincados canales y observamos las raíces del mangle rojo.

Los manglares ocupan la mayor parte de esta isla, la más grande del archipiélago, configurando un laberinto desde el que escapar se muestra como un desafío para aquellos que acceden sin conocer la salida. “Salsipuedes” lo llaman. ¿Nos atrevemos?

San Bernardo, el archipiélago colombiano donde perderse

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Otra de las excursiones más meritorias en el archipiélago es la del plancton bioluminiscente. También se realiza en Tintipán, pero en un horario un tanto intempestivo, a las cuatro de la mañana. Habrá que tener en cuenta las fases de la Luna o que el cielo esté nublado, ya que cuando hay mucha luz es difícil de apreciar.

Nadar con plancton bioluminiscente en mitad de la noche es una de esas experiencias para guardar de por vida en la mente, pues las cámaras no captan la espectacularidad del fenómeno.

El barco apaga su motor y, en plena oscuridad, soy la primera en saltar a las cálidas aguas que rodean los manglares. De repente, veo como por arte de magia todo mi cuerpo se ilumina con lucecitas que parecen encender el mar.

Con cada movimiento que efectúo, las pequeñas partículas aplacan los tonos oscuros de la noche. Emerjo para contemplar el cielo. Ya no sé si son las estrellas las que se reflejan en el agua o el plancton en el firmamento, pero ese momento queda reproduciéndose una y otra vez en mis retinas hasta que los primeros rayos de sol le devuelven los azules y verdes al mar.

Tintipán

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SANTA CRUZ DEL ISLOTE, LA ISLA MÁS DENSAMENTE POBLADA DEL MUNDO

Visitar Santa Cruz del Islote, a tan sólo cinco minutos en lancha desde Múcura, nos genera sentimientos encontrados. Desde la lejanía, esta isla, que destaca por ser la más densamente poblada del mundo, se intuye caótica flotando allá en medio del océano. Al llegar, nuestra percepción cambia, pudiendo sentir el fuerte espíritu de comunidad de sus gentes.

125 metros de largo por 80 de ancho es la base sobre la que se asientan 110 casas aproximadamente. En ellas conviven más de 1.200 personas, niños en su mayoría, aunque hay muchas discrepancias con la cantidad exacta de residentes.

Paseamos por sus calles y encontramos un colegio, cuatro tiendas, un restaurante que funciona como puerto y grandes dosis de sonrisas entre los locales. Una pequeña plaza con una cruz en el centro, que da nombre a la isla, es el espacio más desahogado. Y es que este terreno, a pesar de estar tan densamente poblado, da mucho de sí.

La población de El Islote ha crecido algo abandonada por el gobierno. Tardaron tiempo en tener servicios básicos como agua potable, que llega desde la armada de Cartagena, o luz, que ahora consiguen gracias a un generador y a los 180 paneles solares donados por Japón.

Viven de la pesca y del turismo, con la espeluznante atracción de ofrecer tocar un tiburón encerrado en una piscina a la que llaman acuario como principal reclamo.

Santa Cruz del Islote, la isla más densamente poblada del mundo

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Las coloridas viviendas crecen a lo alto debido a la falta de espacio, siendo compartidas por hasta cuatro familias. Por eso su vida está en las calles, donde los niños disfrutan con juegos tradicionales o se bañan felices en el puerto, los adultos juegan al parchís o a las cartas y las mujeres charlan a las puertas de las tiendas.

Todos se ayudan, no hay policía u otra figura autoritaria. La convivencia se basa en el respeto y en compartir lo que tienen, desde la comida hasta los baños.

Una comunidad convertida en un estilo de vida que sería un gran ejemplo para muchos. Y, a pesar de sus carencias, allí, con el mar teñido de azul turquesa e Isla Múcura como vecina, algunos de sus habitantes aseguran que no desearían vivir en ningún otro lugar.

El Caribe colombiano: paraíso azul

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