'Roma en soledad', la increíble fortuna de admirar la capital italiana sin gente

Silencio, por favor. No sea que vayamos a perturbar la paz que transmite esta serie de fotografías en la que Roma parece haberse detenido en un amanecer eterno

El Coliseo en soledad

Ignacio Pereira

Para que Roma ganara enteros de belleza solo hacía falta no compartirla con nadie. Algo complicado si tenemos en cuenta la cantidad de turistas que recibe al día; pero no imposible si el que la mira es el fotógrafo y creativo Ignacio Pereira, con su saber hacer y su infinita paciencia al servicio de eso que se le da tan bien: vaciar las grandes ciudades de gente.

Primero paseó su cámara por Madrid, después la llevó hasta Londres para, a continuación, viajar a Tokio, Nueva York y Estambul y, a mediados de este mes de enero, recalar en Roma y traerse en su tarjeta de memoria instantáneas suficientes como para conseguir, trás combinarlas y someterlas a un concienzudo trabajo de edición, que la Fontana di Trevi, la plaza de España, la plaza de Navona, el Coliseo o el Vaticano luzcan su belleza y majestuosidad en soledad.

Castillo de Sant'Angelo

Ignacio Pereira

Pereira conocía Roma, como probablemente la conocimos la mayoría, en algún viaje escolar. “Debería estar prohibido hacer viajes de fin de curso a Roma porque vas a otra cosa”, explica a Traveler.es para después describir la fascinación que le provocó la ciudad.

“Ves el Palatino y es sobrecogedor ver el poder que existía, y esas construcciones monumentales que la gente empezaba y sabía que no iba a ver el final. Como el Coliseo. Es un cambio de mentalidad que me ha chocado bastante”.

Tanto que la sitúa en el primer puesto de todos los viajes que ha hecho. “Es el más interesante porque es la ciudad eterna y es alucinante la historia que tiene, la energía, hay muchísimas cosas que hacer, que ver, que disfrutar, que fotografiar. Más que eterna, es infinita porque tiene algo que ninguna otra ciudad tiene ni va a poder tener: la historia”.

Con un toque menos apocalíptico que el de las imágenes que conforman sus otras series, a Pereira la capital italiana se lo puso algo difícil para dejarse retratar y crear la serie Roma en soledad. Empezando, paradójicamente, por el buen tiempo y la falta de nubes que le impiden conseguir esos tonos metálicos que le gustan para su trabajo, y siguiendo por la excesiva cantidad de gente y la falta de cuidado en las instalaciones que rodean los monumentos.

La Fontana di Trevi, la imagen más complicada de la serie

Ignacio Pereira

“Cuando viajas y trabajas en exteriores, no puedes elegir el día que te gustaría hacer la foto. En Madrid, por ejemplo, tengo varias localizaciones que quiero hacer, las voy suspendiendo y las hago el día que veo que es perfecto. En Roma, hizo un tiempo buenísimo y la luz que a mí me gusta para las fotos la consigo con las nubes”, explica Pereira a Traveler.es.

“Hago una foto al día porque las imágenes se toman a primera hora, cuando hay buena luz y no hay mucha gente. La luz de la tarde es muy buena, pero hay mucha gente y sería complicarse la vida”, añade.

De hecho, esas fueron dos de las tres dificultades que se encontró a la hora de retratar la Fontana di Trevi. La tercera y la que convertía a esta localización en la más complicada fue el “estar encajonada entre tres calles, algo que no permite tener un encuadre más amplio y no puedes echarte más atrás para tener una visión más amplia”.

Mucho trabajo lleva también su imagen preferida, la tomada en el interior de la basílica de San Pedro, en el Vaticano.

Interior de la basílica de San Pedro, en el Vaticano

Ignacio Pereira

"En esa foto entra el rayo de sol por la ventana e ilumina a una persona que tiene una virgen como que le está acompañando. Se parece a la que hice en Santa Sofía [Estambul], estudiando la iluminación para que sin luz artificial se iluminara también el altar”. Y es que en ambas imágenes la iluminación es la clave y, con ella, el recogimiento que transmiten esos lugares tan espirituales.

Menos recogimiento transmite la de la plaza de España, al que Pereira renuncia a cambio de la inmensidad. “Es una localización muy de mi estilo porque es muy amplia y tiene una estructura arquitectónica muy bonita”, explica.

Y en todas ellas, sí, aparece una persona, ese famoso viandante al que nos tiene habituados. Si en Tokio ponía el foco en los trabajadores y en Nueva York en los turistas, en Roma en soledad Pereira deja que sea el espectador quien imagine la historia detrás de ese personaje, afortunado hasta decir basta por no tener que compartir la ciudad eterna y su belleza con nadie.

“Ese personaje es difícil de elegir para crear una historia, porque todos tenemos una pequeña historia que contar. Su lectura la dejo abierta para que la gente se imagine lo que está pasando en la fotografía”, cuenta de unos protagonistas que escoge en función de la magia que le transmitan y de las cuestiones técnicas para conseguir una imagen redonda (ubicación, luz, espacio…).

Escalinata de la plaza de España

Ignacio Pereira

Fue en 2017 cuando conocimos el trabajo de Ignacio Pereira al ‘vaciar’ Madrid de gente. Más de dos años mirando de otra forma las ciudades le han dado para reflexionar sobre la soledad.

“Tenemos que darnos nuestro tiempo de soledad propia. Se está perdiendo el hacer cosas uno mismo. Empecé viajando con algún amigo y cuando no podía, me acababa yendo yo solo y esa soledad es muy positiva porque en tu entorno viene bien que desaparezcas un tiempo y vuelvas. (…) Es la mejor experiencia, el poder estar solo, el pensar, reflexionar y disfrutar de estos sitios tú mismo”.

Después de Roma, proyecto en el que ha vuelto a contar con la colaboración de Room Mate Hotels, Pereira ya tiene en mente sus próximos destinos: París y Berlín.

Plaza Navona

Ignacio Pereira

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