Paraísos poco transitados que no sabías que estaban en Madrid

Proponemos varias escapadas naturales por algunos de los lugares más desconocidos de la Comunidad de Madrid.
Bosque con halo de luz
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¿Buscas escapadas cerca de Madrid? ¡La naturaleza te está esperando! Y todavía guarda algún que otro rincón secreto a pocos kilómetros de la capital. Hoy os proponemos diez escapadas naturales de un Madrid algo más insólito.

Búnker de Cabeza Líjar

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EL BÚNKER DE CABEZA LÍJAR

La sierra de Guadarrama es sin duda el paraíso natural de la Comunidad de Madrid, destino predilecto de los amantes de la naturaleza y el aire libre. Hay miles de lugares recónditos en esta sierra que bien merecerían un libro pero quizás el más peculiar es Cabeza Líjar. Esta montaña tiene una de las rutas de senderismo más curiosas y fotografiables que existen, la que culmina en su cima, convertida en uno de los miradores más espectaculares de la sierra.

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Recorrer el camino a la cima es hacer un viaje al pasado, más concretamente a la época de la Guerra Civil, a través de los restos de diferentes construcciones que merecen una parada en el camino. Partiendo del Puerto de los Leones, esta ruta por la sierra te llevará unas tres horas, contando con tramos de cierta complicación. En la cima se ubica un antiguo búnker de la Guerra Civil con un mirador increíble. Es el momento de sacar la cámara e inmortalizar el momento. Los atardeceres desde el búnker son sencillamente impagables, pero para hacer el camino de bajada con poca luz es mejor tener cierta experiencia en trekking.

La cascada del charco del hervidero.

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LA CASCADA DEL CHARCO DEL HERVIDERO

El encuentro con la naturaleza en San Agustín de Guadalix es casi de cuento. Hacer compañía al río puede convertirse en una excursión extrasensorial, casi tendrás la sensación de haberte teletransportado a un bosque medieval o a un videoclip de Enya. Apenas son cinco kilómetros los que hay desde San Agustín hasta la cascada, en una ruta donde no faltan puentes de madera e incluso los restos de un antiguo molino.

El río va regalando diferentes saltos en su recorrido. Acceder al charco del hervidero se realiza a través de una escalera de piedra que parece sacada de un castillo de Drácula, no apta para pies indecisos. La cascada es espectacular, más aún en esta época que es cuando hay más caudal y la naturaleza se exhibe sin ningún pudor. Hay espacio para echar el día y disfrutar del sonido del agua y de los pájaros. Eso sí, es importante ir equipado con víveres y agua porque allí no hay abastecimiento de nada.

Embalse de Picadas.

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EL ENTORNO NATURAL DE PELAYOS DE LA PRESA

Los que viven en Madrid conocen bien Pelayos de la Presa, ya que es el pueblo más cercano al pantano de San Juan, la playa de Madrid. Pero hay vida más allá del pantano, muchísima más vida. Aún muchos de vosotros no os habéis animado a descubrir el entorno natural de Pelayos de la Presa, una auténtica joya para los amantes de la naturaleza que, por otra parte, buscan un poco más en su escapada.

El punto de partida es la zona recreativa del embalse de Picadas, ubicado en la ribera del Alberche y a la que se accede desde la misma M-501. Esta zona es perfecta para practicar la pesca deportiva o el piragüismo pero, a pesar de que se ve a gente bañándose en el embalse, el baño no está permitido. Para huir de la aglomeración es mejor redescubrir la zona. Desde ahí parten varias rutas siguiendo el curso del río para hacer a pie o sobre dos ruedas, recorriendo el trayecto que tuvo en su día el ferrocarril del Tiétar al que llamaban “Tren del olvido”.

Entre Picadas y el Pantano de San Juan todo lo que se aprecia es el remanso de paz del río, la fragancia del pino y el romero casi peleándose, y el vuelo elegante de rapaces como el buitre negro. Aunque podría parecerse a Gredos o Monfragüe, aquí la jara y la peonía se adueñan del color del suelo. Y el bullicio del pantano de San Juan por fin ha dejado de oírse.

Paisaje en Cadalso de los Vidrios.

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CENICIENTOS: EL GREDOS MADRILEÑO

La excursión a Pelayos de la Presa puede convertirse en una escapada completa con la visita a Cenicientos, a escasos veinte minutos desde el embalse de Picadas. Para no salir de Madrid hay que hacer carretera por de Cadalso de los Vidrios. Aquí el escenario cambia por completo, pues nos adentramos en un trozo de la sierra de Gredos aunque aún estamos en suelo madrileño.

La naturaleza que rodea a este pueblo, el más occidental de la Comunidad, es uno de los secretos mejor guardados de Madrid. Nos encontramos en el lugar donde nace el río Tiétar, entre dos peñas donde anidan especies protegidas y muy amenazadas como el buitre negro o el águila imperial. Desde Cenicientos salen varias rutas hacia estos parajes de las que llaman Peña Grande y Peña Chica, que al estar casi integradas en la sierra de Gredos son conocidas por los amantes del senderismo como el “Gredos de Madrid”.

Sin duda, nos encontramos en un lugar perfecto para la desconexión, en una zona de Madrid sin apenas contaminación. Entre robles y enebros se pueden encontrar viñedos, porque Cenicientos también es tierra de vino. Y no hay forma mejor de terminar esta experiencia que con una copa.

Arroyo de la Angostura.

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VALLE DE LA ANGOSTURA

Rascafría es una zona muy señalada por los amantes de la aventura ya que tiene mil sitios donde practicar deportes en la naturaleza. El valle de El Paular hipnotiza con su belleza, aunque hay muchos lugares en las inmediaciones de Rascafría que siendo menos conocidos bien pueden dejarte boquiabierto. Un ejemplo es el valle de la Angostura, un lugar donde hay que ir bien equipado para encontrarte con una naturaleza nunca vista.

El río que acompaña ahora es el Lozoya, que recorre la sierra de Guadarrama con cierta melancolía. Partiendo del puerto de Cotos se sigue el arroyo de la Angostura, germen del río Lozoya, en su curso alto. En esta época del año, con el deshielo, el cauce es rabioso y enérgico, abriéndose camino entre pinos, enebros y zarzamoras y dejando paradas en el camino en forma de pozas y saltos de agua espectaculares como el de la presa del Pradillo. Desde ahí se abre una ruta a través del bosque que desemboca en la sierra de Peñalara, aunque eso es mejor dejarlo ya para otra expedición.

Castañar de las Rozas de Puerto Real.

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CASTAÑAR DE ROZAS DE PUERTO REAL

El mayor bosque de castaños de la Madrid se localiza en Rozas de Puerto Real, el pueblo más occidental de la región. Allí donde la Comunidad de Madrid se besa con Ávila y coquetea con la sierra de Gredos, encontraremos una senda semicircular de casi nueve kilómetros que bordea el embalse de los Morales y nos lleva por un camino plagado –en otoño– de castañas, esas que a los visitante únicamente está permitido recolectar del suelo.

Entre frondosos castaños centenarios, caminaremos por pistas asfaltadas y de tierra, así como por un tramo de la Cañada Real, dejando atrás cerros, pasadizos y la presa del pantano, hasta llegar a la orilla del embalse, donde el fondo montañoso tapizado por los colores del castañar, al resguardo del Alto del Mirlo (1.768 m.s.n.m.), se deja ver en todo su esplendor.

Minas de plata de Horcajuelo de la Sierra.

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RUTA DE MINAS DE PLATA DE HORCAJUELO

Tan preciadas como el elemento químico que antaño se extraía de las minas de plata de Horcajuelo de la Sierra son las vistas que durante la fácil caminata se obtienen de los pueblos de la sierra del Rincón. La ruta parte de la calle principal de Horcajuelo y, tras dejar atrás pequeñas arboledas de fresnos y robles, pobladas huertas rurales y una empinada subida, llegaremos en menos de dos horas hasta la aún visible bocamina excavada en la roca por la que antaño, concretamente hasta finales del siglo XIX, los mineros accedían a las entrañas madrileñas para extraer plata nativa, agria y roja oscura, así como cloruros de plata.

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