Conocida como “la capital de la porcelana”, la ciudad china de Jingdezhe, en la provincia de Jiangxi, ha estado ligada a la industria de la cerámica desde hace 1.700 años.
Durante las dinastías Ming y Qing, Jingdezhen exportó una gran cantidad de porcelanas a Europa y de sus hornos salía la mejor cerámica para la familia imperial china.
Precisamente, junto a las ruinas de los hornos imperiales, en el centro histórico de Jingdezhen, encontramos el Museo del Horno Imperial, el nuevo proyecto del Studio Zhu-Pei, cuyo diseño rinde homenaje a la historia artesana de la ciudad.
UN PASEO ENTRE BÓVEDAS Y REFLEJOS
El Museo del Horno Imperial Jingdezhen está formado por una serie de bóvedas de ladrillo (de distinto tamaño, curvatura y longitud) que recuerdan a la forma tradicional de los hornos.
Las bóvedas están perfectamente integradas en el lugar, junto a las ruinas de los hornos imperiales y otros muchos hornos antiguos, algunos descubiertos durante la construcción del museo.
“Al caminar a través de los múltiples hornos y patios hundidos, las personas pueden obtener una especie de experiencia espacial familiar y extraña al mismo tiempo”, explican desde Studio Zhu-Pei.
Las estructuras arqueadas y revestidas del museo llegan por debajo del suelo con un doble objetivo: dar flexibilidad para adaptarse al lugar y lograr una escala íntima del espacio interior.
La inserción del edificio en el suelo del solar da lugar a un conjunto de espacios públicos a pie de calle y permite el diseño de una serie de bóvedas abiertas y patios más íntimos dentro del museo.
La mayoría de esos espacios públicos están cubiertos con sombra y protegidos de la lluvias y el calor, propios de los meses estivales en Jingdezhen.
A RAS DE SUELO
El museo tiene dos niveles: subterráneo y el nivel del suelo, donde se ubica el vestíbulo. Este diseño contribuye a la sensación de familiaridad y a la similitud en términos de escala entre su volumen y las construcciones que lo rodean a medida que nos acercamos al edificio.
Tras caminar sobre el puente, el visitante ingresa al museo a través del vestíbulo. Girando a la izquierda, descubrimos una serie de espacios de exhibición de varios tamaños, ligeramente arqueados y con una apertura contradictoria (cerrada o abierta al cielo) para después toparnos con una escalera que conduce al nivel subterráneo.
Si en el vestíbulo giramos a la derecha, encontraremos la librería, la cafetería, el salón de té y finalmente, un área semi abierta debajo del arco, con una escena de lo más pintoresca: durante el día, los arcos reflejan las ondas del agua mientras que los huecos horizontales invitan a sentarse en el suelo para contemplar las ruinas del horno imperial.
EN LAS PROFUNDIDADES
Por debajo del nivel de la calle, los cinco patios subterráneos ofrecen cada uno una temática distinta: oro, madera, agua, fuego y tierra; que hacen referencia a las técnicas de fabricación de porcelana.
“La visita es una experiencia de museo tres en uno (hornos-porcelanas-personas), al contemplar la porcelana, las ruinas y los patios hundidos, que juntos crean experiencias de múltiples capas con ladrillos antiguos en la fachada", apuntan.
La exposición permanente tiene una circulación cerrada que pasa por los dos pisos, mientras que a esa circulación se pueden agregar dos salas de exposiciones temporales.
Las dos salas pueden convertirse en parte de la exposición fija o permanecer independientes. Otra característica del museo es que el proceso de recuperación de porcelanas antiguas estará abierto al público, convirtiéndose en un apartado imprescindible de la exposición.
En el interior, los espacios están todos iluminados con luz natural en la medida de lo posible, con los extremos de cada arco abiertos o acristalados. También hay lucernarios cilíndricos que perforan los techos de las bóvedas, evocando huecos de humo de antiguos hornos de ladrillos.
EL PASADO IMPERIAL, SIEMPRE PRESENTE
“Jingdezhen nació de un horno y alcanzó prosperidad económica gracias a la calidad de sus piezas de cerámica”, comentan desde Studio Zhu-Pei.
“Los hornos, hechos con ladrillos, no solo son el origen de la ciudad de Jingdezhen, sino que también constituyen espacios públicos y sociales para la vida cotidiana de los ciudadanos” continúan.
Los ladrillos de Jingdezhen registran una calidez inseparable de las raíces de la ciudad: “en el pasado, los niños de Jingdezhen tomaban un ladrillo caliente de los hornos de cocción para colocarlo en sus mochilas escolares, para mantenerse calientes y hacer frente al duro invierno”.
Como parte de los recuerdos imperecederos que han ido pasando de generación en generación, los antiguos hornos inspiran el diseño del museo: “la forma única de los hornos, el prototipo del arco oriental, más el paso del tiempo y los recuerdos, dieron forma a las relaciones isomórficas de hornos, porcelanas y personas”, afirman desde el estudio de arquitectura con sede en Beijin.
Los hornos de ladrillos deben demolerse cada dos o tres años para mantener el rendimiento térmico por lo que toda la ciudad está cubierta por ladrillos de horno reciclados. Los materiales utilizados en la construcción de los hornos también están presentes en el edificio.
Después de un cierto período en el que un ladrillo de horno ya no puede almacenar calor, se retira del horno y se usa en la construcción de estructuras residenciales. “Por tanto, es lógico que el horno se utilice como leitmotiv del Museo del Horno Imperial”, sentencian desde Studio Zhu-Pei.
LA CIUDAD DE JINGDEZHEN
Desde su nacimiento, la ciudad de Jingdezhen creció de forma natural, rodeada de ríos, colinas y montañas y los primeros asentamientos se desarrollaron alrededor de complejos de hornos, talleres y viviendas.
El patrón de la calle fue esculpido por la naturaleza y la industria de la porcelana. La mayoría de las calles y pequeños callejones que pasaban entre los hornos conducían al río Chang, la vía a través de la cual se transportaban los productos de porcelana a otras ciudades.
La industria de la cerámica y la porcelana merecía un digno homenaje y ahí es donde entra el papel del Museo del Horno Imperial, que ya se ha convertido en una parada imprescindible de la ciudad de Jingdezhen.